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Año VIINúmero 349
25 ABRIL 2024

Iván Arpa, coordinador Área Asistencial de Fundación Aisge: «Siempre hemos destinado el 20% de nuestros ingresos en acciones promocionales y asistenciales»

Ivan Arpa 02

Iván Arpa es coordinador del Área Asistencial de la Fundación Aisge, dependiente de Aisge (Artistas, Intérpretes, Sociedad de Gestión). En 2016 han alcanzado, por primera vez en la historia de la Fundación AISGE, una inversión de tres millones de euros en proyectos sociales. El Área Asistencial ha destinado un 9,8% más respecto a 2015 y los beneficiarios de las prestaciones han aumentado un 7,2 % respecto al ejercicio anterior. La labor social que desarrolla la Fundación se consolida año tras año, cumpliendo los planes de actuación que establece el patronato de la misma. A pesar de las dificultades, la cantidad de beneficiarios ha aumentado y en este año se ha registrado mayor número de ayudas económicas e intervenciones: casi 9.000 prestaciones. Mención aparte merece el tercer estudio sociológico que la Fundación publicó con el título Situación sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España. Sus resultados se presentaron en todo el territorio español. Iván nos recibe en su despacho de Madrid para compartir con nosotros la problemática del sector y su trabajo diario.

¿Qué es AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión)?
Es la entidad de gestión que se encarga de recaudar y repartir los derechos de propiedad intelectual de actores y actrices, actores y actrices de doblaje, bailarines y bailarinas y directores y directoras de escena. El concepto de recaudación lo aplicamos en el medio audiovisual.

¿Qué diferencia hay con la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores)?
Ellos gestionan, recaudan y reparten los derechos de propiedad intelectual que repercuten en autores y editores. Nosotros, en los colectivos que comentaba antes. Es el audiovisual el soporte en el que nosotros podemos recaudar para actores, actrices, actores y actrices de doblaje, bailarines y bailarinas, y directores de escena.

¿Cómo es el proceso de recaudación de AISGE?
Nosotros recibimos dinero de los usuarios. Nuestros usuarios son, fundamentalmente, las televisiones, los cines y cualquier otro sitio donde se exhiba imagen: hoteles, medios de transporte… Más la copia privada. La semana pasada salió el nuevo decreto en el que se va a trabajar para reinstaurar la copia privada como anteriormente, como hasta 2012. El Gobierno eliminó el modelo previo para cargar la copia privada a los Presupuestos Generales del Estado, dando una cantidad muy pequeñita a las entidades de gestión, en torno a unos 500.000 o 600.000 euros anuales en nuestro caso. Y además, no se nos ha abonado año tras año. Europa ha dictado sentencia para señalar que el método que estaba utilizando el Gobierno español era ilegal.

¿Cómo surge la Fundación? ¿Qué necesidad tiene AISGE de crear la Fundación?
Antes pertenecían a AISGE los departamentos que ahora tiene la Fundación. Se creó para dotarla de personalidad jurídica propia y poder destinar a ella más medios económicos. La Fundación se compone, principalmente, del área que yo coordino, el área Asistencial. También incluye el área Promocional y el de Comunicación. Este último departamento está muy vinculado a AISGE porque realiza las labores informativas de la entidad madre, por así decirlo.

La necesidad de contar con un departamento de trabajo social, un área promocional y un departamento dedicado a la comunicación surge por un imperativo legal: la anterior Ley de Propiedad Intelectual establecía que un 10% de los ingresos que se percibían por copia privada tenían que estar destinados a acciones promocionales y asistenciales en favor del colectivo. Aquí en AISGE, desde siempre, no solo se ha destinado ese 10% procedente de la copia privada, sino el 20% de todos los ingresos de la entidad. Así lo decidieron tanto del Consejo de Administración como la Asamblea General de socios, que ratifica todos esos acuerdos. Todo ello con el fin de crear y promover proyectos sociales en beneficio del colectivo. El área Promocional sirve para la formación continua y el reciclaje profesional de los socios. De hecho, tenemos un centro formativo en la calle Cavanilles, el Centro Actúa, donde se realiza la mayor parte de las actividades de la Fundación en este sentido. También se desarrollan cursos fuera de Madrid, porque tenemos cinco delegaciones más, pero la sede más importante se encuentra en Madrid, junto al Retiro.

¿A qué se dedica el área asistencial? ¿Qué demanda el sector?
Tenemos un proyecto en el que intervenimos directamente con el asociado. Disponemos un presupuesto, que todos los años es distinto, destinado a dotar de ayudas económicas a los artistas que tienen dificultades.

En su momento se pensó que estaría bien que este departamento lo llevara un equipo de trabajadores sociales. En este caso, somos tres las personas que trabajamos para toda España, como profesionales encargados de este tipo de proyectos.

Cuando yo empecé en AISGE, creamos una planificación nueva: se elaboró un macroproyecto en el que se contemplaban todas las necesidades que pudieran tener los actores. Lo alimentamos haciendo estudios sociales. Porque no sabemos qué les sucede a los artistas si no diagnosticamos bien cómo está la situación de este oficio.

A raíz de ese primer estudio desarrollamos un plan integral de atención al artista intérprete en el que canalizamos las demandas en función de las necesidades. Tenemos un programa de atención a gente mayor, un programa de atención sanitaria y un programa de atención social individualizada. En este último trabajamos individualmente con la persona y con su demanda, siempre que no se trate de una demanda derivada de la avanzada edad del socio o de una enfermedad.

Ofrecemos distintos programas de intervención. Uno de los más importantes es el que complementa las precarias pensiones que les quedan a los más mayores, haciendo estudios individuales de cada situación. A la gente que necesita más ayuda, le damos más, y a la gente que necesita menos, le damos menos. Distribuimos equitativamente nuestro presupuesto conforme a las solicitudes que tenemos. Son aproximadamente unas 400 anuales.

Ivan Arpa 02¿Cuáles son los requisitos para poder acogerse a estos programas?
Carecer de recursos económicos suficientes. Nosotros hacemos la valoración. Somos los que, como profesionales de lo social, vemos realmente cuál es esa necesidad.

¿En cuánto puede estar la media económica de las pensiones que cobran nuestros artistas?
La pensión media, en base a lo que nosotros vemos aquí, estaría en torno a los 600 euros. Esa pensión se complementa en función de las necesidades de cada persona. Se realiza un estudio de los ingresos y los gastos de cada persona. Una vez acometido el estudio, se aporta una cantidad mensual, vigente para un año, aunque renovable anualmente. Se abre una campaña de renovación entre octubre y diciembre todos los años, donde vemos los casos nuevamente. Es una forma de hacer un seguimiento de todos los casos que tenemos abiertos.

En ese programa hay 400 solicitudes, ¿las 400 se atienden?
No. Hay solicitudes que se deniegan porque no cumplen los requisitos que nosotros marcamos año a año.

¿De qué dotación presupuestaria estamos hablando?
En torno a 1,8 millones de euros. El área Asistencial cuenta con un presupuesto sostenido de más o menos tres millones de euros al año. Este proyecto acapara en torno al 65% de esa dotación presupuestaria.

Has comentado la asistencia en caso de enfermedad o incapacidad de los artistas. ¿Qué cubre?
En este sentido tenemos varios proyectos. Uno de ellos funciona exactamente igual que el proyecto de mayores que hemos comentado, pero en vez de complementar pensiones por jubilación, complementa pensiones de incapacidad. Es decir, aquella persona que por razones médicas no puede trabajar, bien porque ha tenido un accidente, bien porque padece una enfermedad realmente incapacitante. Es un proyecto que funciona bastante bien, con un volumen importante de gente, de en torno a unas 50 personas anuales.

Complementamos también ciertas incapacidades temporales. Las de aquellas personas que sufren un revés de salud por un tiempo limitado, ya sea por una lesión, por una enfermedad con un tratamiento que imposibilita el trabajo durante un tiempo….

Dentro de ese mismo programa de atención sanitaria gestionamos servicios de ayuda domiciliaria para los socios más mayores que necesitan ayuda en casa, que viven solos, etc. Se trata de un proyecto bastante integral porque vamos descubriendo cómo funcionan todos los casos.

¿Qué recursos se emplean?
Son recursos económicos para poder contratar a personas en función de las valoraciones que hacemos. Sus cometidos son el aseo personal del beneficiario cinco veces a la semana, hacer la compra, las tareas domésticas, acompañamientos, labores de fisioterapia…

¿Sabéis por qué llegan a esta situación? ¿No han cotizado lo suficiente?
Entre la gente de mayor edad, muchas de sus cotizaciones son anteriores al régimen de la Seguridad Social que tenemos ahora, previas al año 1986. Antes de ese año había una fiesta en la Seguridad Social: no existía un control legítimo y exhaustivo de cómo se cotizaba o cómo tenía que cotizar un artista. Ocurría en general, pero más frecuentemente en este colectivo, porque los contratos eran semanales, diarios, mensuales…. Era fácil que luego no se llevaran los papeles a la jefatura para que los dieran de alta…

Los trabajadores más mayores, que trabajaron mucho antes de que existiera una legislación más exhaustiva, se ven afectados por la falta de cotizaciones: no habían cotizado por ellos lo que realmente les habían pagado.

Se está equilibrando un poco la situación porque la gente que se jubila ahora ha estado trabajando 30 años. Y con una legislación más eficiente, con un control más exhaustivo. Evidentemente, ha seguido existiendo el hábito de no dar de alta, como en otras profesiones, pero ya resulta más complicado. No es la situación de los años sesenta y setenta.

Gracias al hecho de que tengamos que aportar todos para mantener el sistema está mucho más extendida la idea de solidaridad comunitaria. Es algo que desde los años noventa funciona. Anteriormente era un poco eso de “coge el dinero y corre”.

Otro de los motivos puede ser, sin intención de generalizar, una cierta dejadez por parte del trabajador. Porque era la filosofía del momento. En los años cincuenta, sesenta y setenta había otras preocupaciones que impedían tener un conocimiento legal. Y a lo mejor, hoy en día, con el acceso a la información que tenemos desde hace algunos años, es distinto. Esto hace que las jubilaciones sean mejores, aunque la intermitencia y la precariedad laboral hacen que no se cotice lo suficiente, pero al menos lo que se trabaja está dado de alta. Existe la posibilidad de regularizarse, hay varias vías.

¿Entre qué edades pueden estar estas personas?
Nosotros no tenemos ninguna criba de edad. Atendemos a los más mayores con más asiduidad porque son quienes tienen mayores necesidades. Por ejemplo, sí hemos notado en AISGE que se ha invertido la atención social de unos años a esta parte. Antes, la acción prioritaria era para el programa de mayores, con un 90% de los esfuerzos. Y hoy estamos en torno a un 60%. Esto se debe a que desde el año 2008 la crisis golpea con fuerza. La gente pierde sus trabajos, incluso en los planes B con los que desarrollan su vida laboral. Por eso viene una avalancha de personas que tienen familia, que están en edad de trabajar y no trabajan lo suficiente para obtener los ingresos necesarios para poder mantenerse. En este contexto aplicamos con frecuencia el proyecto de atención social individualizada. También hemos creado un proyecto de ayudas a la maternidad/paternidad, empezamos a trabajar con gente joven. Nos reinventamos en ese sentido.

Ahora hay más de 1.200 expedientes abiertos, y entre 400 y 500 son de gente mayor. El resto corresponden a socios que tienen desde 18 hasta 65 años.

¿Qué demandan los intérpretes?
Lo que ofrecemos en primer lugar es información y asesoramiento. A una persona que tiene dificultades económicas le damos un primer asesoramiento sobre qué tipo de ayudas públicas puede solicitar, cómo obtenerlas, o incluso les acompañamos en el proceso de qué hay que gestionar y cómo hacerlo.

Después de eso, en función del diagnóstico que hagamos de la situación, podemos tramitar la incorporación a alguno de nuestros proyectos de atención económica. Las ayudas públicas tardan en concederse y se pueden quedar cojas. En ese sentido, todos nuestros proyectos son de ayudas temporales, ligadas a un seguimiento con nuestros trabajadores sociales. Les acompañamos en la información, el asesoramiento, canalizamos su petición de la ayuda pública a la que aspiran y podemos complementarlo con el pago de alguna mensualidad por nuestra parte. Esas mensualidades pertenecen a nuestros proyectos, que duran uno o dos trimestres, en función de lo que necesite el beneficiario, y generalmente alivian deudas atrasadas. Ello no quiere decir que en dos meses la situación haya mejorado y tengamos que atender de nuevo a esa persona. El seguimiento de todos los casos es trimestral: al menos una vez cada tres meses tenemos contacto con las artistas a los que atendemos.

Ivan Arpa 03

¿Se ha notado que de un tiempo a esta parte ha aumentado?
Sí. Vamos a peor. La salida de la crisis no está consolidada. Dicen que salimos de ella, pero lo cierto es que no. Quienes trabajamos en las industrias culturales sabemos perfectamente cómo está funcionando el mercado laboral. La horquilla para que los profesionales trabajen es muy pequeña, muchos siguen quedándose fuera. Y constatamos que antes, con sesiones en el sector audiovisual, aunque esporádicas, se pagaba más. Los sueldos han retrocedido a niveles de los años noventa. El mismo trabajo se paga dos veces menos. Ahí tenemos una situación de necesidad.

Las condiciones laborales se enfrentan hoy a la concentración de escenas, con varias sesiones en una para no tener que pagar otro día más al trabajador, lo cual se traduce en jornadas interminables con horas extras no pagadas. Estas circunstancias las manifiestan los actores en los estudios sociolaborales que venimos realizando, con entrevistas donde dicen qué es lo que hay.

¿Cuál sería la solución?
Se están haciendo muchísimas inspecciones para llegar a paliar toda esta problemática. Nosotros hemos diagnosticado lo que hemos podido a nivel de investigación social. Hemos puesto esto encima de la mesa, y parece ser que los partidos políticos se lo han tomado en serio, hay que decirlo. Se ha constituido una comisión en el Congreso con un apoyo mayoritario. Todos se han sentado y han dicho: “Aquí hay un problema, aquí hay unas particularidades”. Igual que algunos sectores industriales tienen unas características especiales, este también las tiene, y es un trabajo que llevará año o año y medio.

Pero adoptemos soluciones antes de que tengamos un Estatuto del Artista. Antes de que esas medidas se puedan llevar a cabo por parte del Ministerio de Hacienda y de la Seguridad Social. Una propuesta importante sería la bajada del IVA cultural. Ha bajado para todo, menos para el cine. Y puede fomentar más creación de empleo. Porque son pocos los que viven de su profesión, en torno a un 8%, con unas condiciones económicas que no son muy boyantes.

¿Crees que las subvenciones son suficientes?
No lo sé. La aportación que hace el Ministerio de Cultura al cine es ridícula respecto a otros países de nuestro entorno. Se destinan 30 millones de euros a ayudas para el desarrollo de películas, cuando en Inglaterra, Francia o Alemania superan los 500 millones. Jugamos en otra división.

La apuesta por la industria del cine es muy diferente en España a la que hacen nuestros países vecinos, países que podemos considerar por distancia geográfica o por el modo de vida occidental. Ellos quieren que su cultura cinematográfica sea suya. Y que sea fuerte y exportable. Lo consiguen con mucho dinero, el elemento clave para producir. Nosotros creamos unos productos magníficos, vendibles en el extranjero, pero las adversidades son mayores. Para comparar 30 millones con 500 solo hay que hacer la regla de tres.

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